UNIÓN EUROPEA, 9 de abril, 2024. En un sorpresivo revés, el Consejo de la Unión Europea rechazó la aprobación de la Ley de la Restauración de la Naturaleza, que constituye la columna vertebral de la Agenda 2030, desde donde se derivan muchos de sus objetivos.
Esta decisión deja la ley en un punto muerto, prácticamente sin posibilidades de reiniciar su tramitación antes de las elecciones europeas de junio, en las que se prevé un aumento del voto a la derecha.
Sorprendentemente, Bélgica, país sede del parlamento europeo, ha votado en contra de la ley, junto con Austria, Italia, Polonia, Países Bajos, Finlandia, Suecia y Hungría, que decidió cambiar el sentido de su voto en el último momento.
La Ley de Restauración de la Naturaleza exigía a los estados europeos reducir el porcentaje de tierras de cultivo hasta en un 50% con el fin de "restaurar los ecosistemas dañados por la agricultura".
A lo largo y ancho de la Unión Europea se han realizado masivas protestas de agricultores que se oponen tajantemente a esta ley. En un acto inédito, un camión bañó de estiercol la sede del parlamento europeo en protesta por la formulación de esta ley.
Esto representa un golpe letal, casi insalvable, a los objetivos de la Agenda 2030, cuyos objetivos son aparentemente positivos, pero que en la implementación encierra el objetivo de un mayor control de las burocracias supranacionales sobre los gobiernos y sociedades de los países miembros. "La Agenda 2030 es la agenda de la izquierda progresista globalista", afirmó el economista Lorenzo Bernaldo de Quiróz.
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