Por Jorge Hurtarte. "Pero pida con fe, no dudando nada" (Santiago 1:6) Cultivar una fe sólida requiere de tiempo, pero se puede lograr. Una vez que sobrepasamos el nivel de una fe fluctuante, empezamos a edificar una gran fe; aquella fe que se enfoca en Dios y no en las circunstancias. Pero el Señor quiere que alcancemos el nivel de la fe perfecta, que dice con plena confianza: "Dios ya lo ha hecho". Esta clase de fe ve lo que Dios ve en el futuro. La fe perfecta ve lo invisible, reconoce que el Señor actúa en toda faceta de la vida, da por sentado que Dios ha terminado la obra mucho antes de que ésta se haga realidad y confía en sus promesas y en el hecho de que su voluntad será cumplida. No hay lugar para la duda y la angustia pues la fe perfecta reposa en el Señor.
Dios ordenó a Abraham sacrificar a su único hijo, y él estuvo dispuesto a cumplir la orden porque confiaba en la promesa que el Señor le había hecho: "Porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes" (Génesis. 17:5).
Solo con una fe perfecta Abraham pudo llevar a su hijo a la cima de la montaña y demostrar a Dios que confiaba plenamente en Él.
¿Vemos nosotros lo invisible? Cuando el Señor nos pide que confiemos en Él, debemos poner nuestros ojos en lo sobrenatural. Porque cuando vemos desde la perspectiva de Dios, vemos lo invisible y nuestra fe es perfeccionada.
1 comentarios hasta ahora
Escribe un comentarioaveces ponemos la mirada en lo fisico en lo que se ve en lo que tiene forma lo que se palpa, pero no; Dios save que si ponemos nuestra mirada en lo invisibe, lo que no tiene forma, lo que no se puede tocar, abraham es un gran ejemplo de aquello, solo aferrandose a la promesa de Dios ahaciendola de uno Dios se agrada de eso que DIOS NOS AYUDE A CAMINAR TRANQUILOS Y CONFIADOS APARTANDO TODO PENSAMIENTO DE EL ERROR Y NOS PERFECCIONE EN LA FE GRACIAS HASTA SIEMPRE