
I.
Tu presencia da abundante paz y gozo sin igual
Yo te doy a ti mi alma y mi corazón Señor
No hay otro anhelo que adorarte, sólo Tú eres Dios
Coro.
Te adoro Dios, oh gran Señor, nadie como Tú
Te adoro Dios, Príncipe de Paz
Esto es lo que anhelo hacer
Te alabo Rey, eres mi justicia
Te adoro Dios, oh gran Señor, nadie como Tú
II. Y ahora yo vivo para adorarte a ti, purifícame como a oro
Dame un corazón puro y sincero pues te deseo alabar
Tuyo es todo Dios, porque Tú eres el Rey
Nadie como Tú, Señor
Y al cerrar mis ojos, en tu presencia oh Dios
Que tu rostro pueda ver
Si desea conocer más sobre la música cristiana y cómo identificar himnos cristianos de acuerdo a las Escrituras, puede consultar los siguientes artículos. La proliferación de la música cristiana contemporánea --que no siempre está de acuerdo con la edificación del carácter de Cristo en el creyente y que incluso apunta en dirección contraria-- ha permeado en la mayoría de las iglesias cristianas, por lo que es necesario analizar, evaluar y discernir la música que se usa en nuestras iglesias.
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